Número: 218
Obras que juegan con el presente, pasado y futuro
Sebastián Espinosa, a través del tiempo
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se compusieron una gran variedad de obras entre el romanticismo y el modernismo musical. Algunas piezas representativas de ese periodo y otras que juegan con el tiempo fueron interpretadas por el pianista mexicano Sebastián Espinosa en la edición XLVI del Festival Internacional Cervantino, logrando obtener reconocimiento del público guanajuatense.
Con un programa titulado A través del tiempo, el artista egresado del Conservatorio Nacional de Música emprendió un viaje que abarcó la interpretación de obras de los siglos xx y xxi, entre ellas 15 canciones campesinas húngaras de Béla Bartók; La familia del bebé de Heitor Villa-Lobos; la suite en seis partes para piano, La tumba de Couperin, de Maurice Ravel, y por último, Life Lag del mexicano Cristóbal MarYán.
De su colaboración con el compositor mexicano, Espinosa explicó: “Es un dueto para piano interpretado por un solo músico. Me verán tocar en vivo mientras que en una pantalla verán una grabación mía; de este modo me encuentro en el presente, pasado y futuro: un encuentro conmigo mismo a través del tiempo”.
Aplaudido en cada interpretación, Espinosa comenzó su recital con Béla Bartók, siguió con Heitor Villa-Lobos, y después con La tumba de Couperin, pieza del francés Maurice Ravel donde evoca a sus amigos muertos en la guerra y rinde homenaje a la música francesa del siglo XVIII.
En conferencia de prensa, el maestro en interpretación por la Escuela de Música y Drama Guildhall de Londres, expresó su emoción por su primera participación en el Festival Cervantino, y a continuación explicó las obras que interpretaría en la Pinacoteca del Templo de la Compañía: “Voy a tocar un programa de piano solo. Son historias muy diferentes entre sí. Bartók es más salvaje y enraizado con la música popular de su país, Villalobos es más sensual y juguetón, Ravel es más elegante”.
Espinosa comentó que el estreno mundial de una pieza de MarYán no tiene nada que ver con la danza y el canto, al contrario que en el resto de la obras del programa.
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