• La música es parte del imaginario de la revolución: Jorge Velasco

Dentro de las actividades artísticas de la edición XLVI del Festival Internacional Cervantino, el cantautor Gabino Palomares ofreció un concierto en el Auditorio General de la Universidad para conmemorar la memoria viva de los hechos acaecidos en 1968.

En conferencia matutina realizada en la Sala de Prensa Carlos Ximénez de la ciudad de Guanajuato, el compositor guanajuatense Gabino Palomares se mostró contento y agradeció la apertura del Festival a nuevas formas ideológicas de manifestación de la cultura, por medio de las cuales se busca pintar el mundo, pero sobre todo rescatar la memoria y la poesía.

A partir de este ideal, el también activista social rindió homenaje con su programa 50 años del 68: cantos de amor y patria al interpretar canciones de su libro 100 canciones de amor y patria. Palomares añadió que el movimiento del 68 fue un cambio completo en el que los jóvenes se hartaron de la política, el capitalismo, de la represión, de la censura, de la moral y del concepto de amor.

Enfatizó que este suceso histórico fue un parteaguas, un rompimiento generacional e histórico, “creó una conciencia, producto de las libertades que ahora gozan los jóvenes a costa de mucha sangre, vidas y mucho esfuerzo”.

Durante su recital, el guanajuatense interpretó tres temas de la compositora y escritora Judith Reyes, quien se entregó al trabajo de narrar con canciones lo que sucedió en el movimiento estudiantil del 68, a decir de Jorge Velasco, músico e investigador musical, quien añadió que las canciones han hecho el papel de denuncia de las injusticias.

Gorilita gorilón, La toma de la Universidad y Tragedia de la Plaza de las Tres Culturas fueron los temas interpretados de la autora tamaulipeca, así como Me gustan los estudiantes, de Violeta Parra, para luego continuar con temas de Enrique Ballesté, Iquíngari Carranza, José de Molina, Pablo Neruda y León Gieco, todos alusivos al movimiento estudiantil de hace 50 años.

Una segunda parte de este recital lo conformaron temas escritos por el compositor de 68 años y con 45 de trayectoria musical, entre los que destacaron A la patria, Hace como un año, Los mochos, La letanía de los poderosos y Campamentos.

Gabino Palomares recordó que existen revoluciones exentas de balas y en ellas la música jugó un papel muy importante, como fue el caso de Portugal y su Revolución de los Claveles (1974), lo cual recordó al interpretar el tema Grándola, villa morena.

Además, comentó que una lucha política sin conciencia no sirve de nada: “cuando una revolución o lucha política no tiene conciencia, sólo quedan intereses; cuando no hay ideología, cuando no hay principios revolucionarios, sólo quedan intereses y vulgares negocios”.

Por su parte, Velasco rememoró una frase del poeta Mario Benedetti: “la canción puede ser inquietante, pero si detrás de la canción hay una actitud, el hecho artístico es mucho más que subversivo”, dijo al referirse a la relación entre música y movimientos revolucionarios.

De igual forma, añadió que la actitud de un artista es asumir su momento histórico y la canción puede contribuir a crear conciencia y el imaginario de la movilización, por su capacidad para transmitir emociones.

Palomares fue galardonado con la Medalla al Mérito Artístico 2008 por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 2009; en 2012, el gobierno del entonces Distrito Federal le rindió un homenaje por sus 40 años de carrera musical, promotor cultural y activista; en 2013 recibió el Premio Nacional Carlos Montemayor por su labor como intérprete social y su contribución a los derechos humanos.